Favorablemente este material no repercute contra el medio ambiente, al contrario el hecho de que lo usemos en las construcciones supone una ayuda al ecosistema pues los restos de papel que botaríamos en el basurero o en peores casos que quemamos son usados para fabricar el papercrete.
Además, crea espacios frescos, óptimos para viviendas durante épocas de extremo calor porque al interior crea la sensación de frescura pues la temperatura es menor que en el exterior. Con esto estamos dejando a un lado la tendencia actual consumista de recurrir al aire acondicionado, por lo tanto ahorramos energía que se usa innecesariamente.
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